Ejercicio
Rutina mindfulness desde la cama
El mindfulness es una técnica sencilla que proporciona grandes beneficios con practicarla tan sólo unos minutos al día y que se puede a cualquier actividad, hora y lugar de nuestro día a día. Esta sencilla y rápida rutina te permitirá practicarlo desde la comodidad de tu cama.
Dedicarle un tiempo a su propio bienestar y relajación, es un lujo que no muchas personas se pueden dar en la vida moderna. El exceso de trabajo, la falta de tiempo, las distracciones y hasta la falta de ganas son factores que evitan el cuidado personal y mental.
El mindfulness es una técnica sencilla que proporciona grandes beneficios con practicarla tan sólo unos minutos al día y que se puede a cualquier actividad, hora y lugar de nuestro día a día. Esta sencilla y rápida rutina te permitirá practicarlo desde la comodidad de tu cama.
Atención plena desde tu cama
La cama en la que duermes es uno de los lugares más importantes e íntimos que tienes. Es donde pasas gran parte de tu tiempo y en el que tu cuerpo y mente reponen energía. Es tu centro personal de relajación y por eso resulta la sede perfecta para que realices una rutina de mindfulness sin invertir tanto tiempo y esfuerzo.
Realiza los siguientes 3 ejercicios en el orden presentado durante 3 a 5 minutos cada uno. No tienes que tenerlos perfectamente cronometrados. Realízalos durante el tiempo que te resulte cómodo y necesario:
- Recuéstate boca arriba apoyando la espalda sobre una cobija o sábana doblada y separa tus piernas un poco dejando que tus pies descansen. Deja tus brazos a los costados ligeramente separados del cuerpo, con las palmas de las manos volteando hacia arriba. Ya en posición, enfoca tu atención en la zona abdominal y el movimiento que se genera ahí con tu respiración.
- Ahora dirige tu atención a cada parte de tu cuerpo y a lo que cada una de ellas está percibiendo físicamente. Concéntrate en lo que tu piel está tocando, las texturas y temperaturas. Lleva tu atención desde la punta de los dedos de tus pies, hasta la coronilla de tu cabeza. Recuerda que es importante no juzgar las sensaciones, sólo hacerlas conscientes sin calificarlas como cómodas o incómodas.
- Ahora dirige la atención a todo tu cuerpo en su conjunto y a las sensaciones externas. Escucha los sonidos que percibes, sin darles una clasificación, sólo identifícalos y déjalos pasar. Si hay aromas perceptibles, haz lo mismo con ellos. Deja que las sensaciones de tu recámara se manifiesten en tu consciente y permite que pasen a través de ti.
Como cualquier rutina nueva, al principio se te puede complicar un poco realizarla correctamente. Recuerda que la perseverancia y la disciplina es la clave para alcanzar la perfección en cualquier aspecto de tu vida. Aprovecha unos minutos antes de dormir para practicar esta rutina y con el tiempo notarás los grandes beneficios que te traerá.